Este proyecto buscaba dar vida a un espacio que, en su versión anterior, albergaba solo unos pocos muebles. El resultado final se convirtió en el lugar favorito de los clientes para pasar tiempo en familia.

Al estar ubicado junto a un jardín, optamos por utilizar colores que armonizaran con el entorno natural. Jugamos con un elemento distintivo de la casa: una curva que se convirtió en un espacio destacado para exhibir la colección de jarrones y tazas de los clientes. Esta decisión no solo añadió carácter, sino que también incorporó un toque personal y único al diseño.

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Para realzar la autenticidad del espacio, reutilizamos un bar antiguo, aportando más carácter al ambiente. Este rincón se convirtió en el lugar ideal para la convivencia, donde la tradición se encuentra con la modernidad en un equilibrio armonioso.